Mi trabajo como bunkerman es esencialmente solitario, retraído, casi taciturno, así que me encanta colaborar con otros estudios de diseño de vez en cuando. Me gusta ver como otros diseñadores trabajan con mis herramientas, ver como se desenvuelven en un ambiente que les es tan cercano y tan ajeno al mismo tiempo.
Esas colaboraciones se pueden dar de un modo muy parecido a las que un estudio podría contraer con un ilustrador freelance o con un calígrafo -por citar algunos ejemplos-, pero últimamente he tenido ocasión de disfrutar de un modo distinto de abrir mi espacio. El estudio de diseño Aranda y la consultora de branding Comuniza decidieron cambiar la tradicional cena de empresa por una especie de catarsis colectiva rodeados de letras, así que se pasaron -con todo el equipo incluido- para oficiar sendos workshops en BunkerType.
Tras un par de años con mucho trabajo –y poco tiempo– en los que apenas he podido organizar un par de talleres ya tenía ganas de ponerme mis mejores galas para abrir de nuevo mi refugio y compartir esos pequeños tesoros de plomo y madera que esconde con otros compañeros de la profesión. A partir de ahí lo habitual: algo más de cuatro horas por delante que dieron para mucho pero que, como siempre, se nos quedaron escasas… y es que el tiempo pasa a otra velocidad en el Bunker. Una tarde en la que la tinta, el papel, pero sobretodo las letras y el buen rollo fueron los protagonistas…
En fin, aprovecho este primer post para desearos un 2017 lleno de experiencias gratificantes y –a poder ser– en buena compañía.
😉